sábado, 28 de agosto de 2010

¿Cómo estamos moderando?

Quiero compartir con ustedes esta historia que aunque hace mucho tiempo leí y me cautivó, por momentos olvido cuando realizo mis prácticas educativas. Aunque sé que algunos de ustedes ya la pueden conocer, los invito a que la lean nuevamente y reflexionemos cómo les estamos llegando a nuestros alumnos.

La Historia de un Pequeño Niño


Una vez un pequeño niño fue a la escuela. Él era muy pequeñito y ésta era una escuela muy grande, pero cuando el pequeño niño descubrió que él podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente se sintió feliz, y la escuela no le parecía tan grande después de todo.

Una mañana, estando el pequeño niño en la escuela por un rato su maestra dijo: “Hoy vamos hacer un dibujo”, ¡Qué bueno!, pensó el pequeño niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas; leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes; y sacó su caja de crayones y comenzó a dibujar.

Pero la maestra dijo: ¡Esperen! No es hora de empezar, y ella esperó hasta que todos parecían estar preparados.

Ahora, dijo la maestra nosotros vamos a dibujar flores. ¡Qué bueno! pensó el pequeño niño, me gusta mucho dibujar flores, y él empezó a dibujar preciosas flores con sus crayones rosa, azul y naranja.

Pero la maestra dijo ¡Esperen! Yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con tallo verde. Aquí está, dijo la maestra, ahora pueden empezar.

El pequeño niño miró la flor de la maestra y después miró la suya propia, a él le gustaba su flor mejor que la de la maestra, pero no lo dijo. Sólo viró su papel y dibujó una flor roja con su tallo verde igual que la de la maestra.

Entonces otro día cuando el pequeño niño abría la puerta de su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro, ¡Qué bueno! pensó el pequeño niño, me gusta mucho el barro.

El podía hacer toda clase de cosas con el barro, serpientes y elefantes, ratones y muñecos, carros y camiones y él comenzó a pinchar y estirar su bola de barro.

Pero la maestra dijo ¡Esperen! no es hora de empezar. Y ella esperó hasta que todos parecían estar preparados.

Ahora, dijo la maestra, vamos a hacer un plato. ¡Qué bueno! dijo el pequeño niño a mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a hacer platos de distintas formas y tamaños.

Pero la maestra dijo ¡Esperen! Yo les enseñaré cómo. Y ella les enseñó a todos como hacer un profundo plato. Aquí tienen, dijo la maestra, y ahora ya pueden comenzar.

El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo propio. A él le gustaba más su plato que el de la maestra, pero no lo dijo. Convirtió su plato de nuevo en una bola de barro, y comenzó hacer un profundo plato como el de la maestra.

Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y a mirar y a hacer cosas iguales a las de la maestra y muy pronto, dejó de hacer cosas de su propia idea. Entonces pasó que el pequeño niño y su familia se mudaron para otra casa, en otra ciudad y el pequeño niño empezó de nuevo en su otra escuela.

Esta escuela era aún más grande que la otra escuela y no tenía la puerta de sus clases hacia la calle, tenía que subir grandes escaleras y caminar por un largo pasillo para llegar hasta su clase.

Y en su primer día de clases él estaba allí cuando la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo ¡Qué bueno! pensó el pequeño niño, y esperó a que la maestra le dijera qué hacer, pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro de la clase.

Cuando llegó donde el pequeño niño, ella dijo: ¿no quieres empezar tu dibujo? ¡Sí! dijo el pequeño niño.

¿Qué es lo que vamos a hacer? Yo no lo sé hasta que tú lo hagas, dijo la maestra.
¿Cómo lo hago preguntó el pequeño niño? Como tu quieras, contestó la maestra.
¿Y de cualquier color? preguntó el pequeño niño. De cualquier color, dijo la maestra.

Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo.

Yo no sé dijo el pequeño niño, y comenzó su dibujo; una flor roja con su tallo verde.

Helen E. Buckley

4 comentarios:

  1. Excelente. Precisamente “eso”, es lo que quiero hacer en mi intervención.

    Un cuento maravilloso y, sobre todo un llamado de atención.

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  2. Hola Duby

    Que nota de cuento, hacia rato no leía uno, además no lo conocía y me hizo evocar mi propia practica, porque quizá yo vivo a diario algo parecido cuando en clase los estudiantes aun de once grado, no son capaces de hacer nada sin estar preguntando al maestro, preguntan absolutamente todo, si va bien , si esta bien , si es así, si se va a calificar; y quieren hacer todo paso por paso a veces incluso me pregunto como van hacer esos muchachos cuando no tengan a quien preguntar o aun maestro en frente.

    Creo Duby, que nosotros los maestros, especialmente esos primeros grados tenemos el poder de moldear a los niños, de volverlos dóciles y tal vez reproducir practicas de otro momento histórico. Así por ejemplo nos han formado a muchos de nosotros. Y veo también que es un asunto de disciplina que se opone a la formación en autonomía, o transferencia de la responsabilidad; es un asunto de disciplina, como diría Michel Foucault : La "disciplina" no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una "Física" o una "anatomía" del poder, una tecnología". Foucalut 1998: 218

    La disciplina es un tipo de poder (no de autoridad como lo plantea Diker), que se practica sobre los cuerpos, formando a los niños con técnicas rigurosas; como el examen, las sanciones o la repetición de pautas en clase, las cuales se aplican en la escuela todo el tiempo, donde al niño se le enseña qué debe pensar y cómo debe actuar, de esta forma se está controlando y creando individuos con una estructura mental rígida pero con cuerpos dóciles.

    Foucault M. (1998) Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Editorial Siglo veintiuno editores, México.


    Hasta muy pronto

    Henry López

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  3. Excelente cuento, no lo conocía. Generalmente todos nosotros caemos en el mismo error de intentar siempre tener el control, pero no nos detenemos a pensar que es lo que realmente le interesa a nuestros estudiantes y fomentar este tipo practicas. Muy buena reflexión nos deja el cuento.

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  4. Gracias a todos por sus comentarios y me alegra mucho saber que en algún grado pudo hacernos reflexionar.
    Henry, en el contexto en que nos movemos los ideales no son siempre fáciles de alcanzar. Me cuestiono como trabajar y lograr que mis niñas vayan alcanzando autonomia sin darles tantas muletas, pero tenemos detrás nuestro el bagaje que arrastramos en el cual generalmente fuimos instruidos, tal cual la historia lo muestra, por lo que tendríamos la tarea de romper ese paradigma. Otro obstáculo que encuentro, es que nuestros alumnos reciben influencia no solo de nosotros sino de nuestros colegas, por lo que debería ser un trabajo conjunto para lograr los resultados esperados.
    Feliz día a todos.

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